El método
Gramática-Traducción (G-T) Este es el más
viejo y ortodoxo de los métodos de enseñanza de lenguas que reinó durante el
siglo XVIII y parte del XIX, y debe su origen a las escuelas de latín donde fue
ampliamente usado para enseñar las lenguas "clásicas" (Latín y
Griego) aunque más tarde se utilizó también para enseñar algunas lenguas
modernas (Francés, Alemán e Inglés). En él se le presta atención a la
asimilación de reglas gramaticales, para ello se auxiliaba de la presentación
de una regla, el estudio de una lista de vocabulario y la ejecución de
ejercicios de traducción. La traducción de una lengua a la otra servía como
técnica principal para explicar las nuevas palabras, las formas y estructuras gramaticales, y como vía óptima de llegar al
dominio de la lengua en general. Para los seguidores de este método la mejor
vía para decir una oración en la lengua extranjera (LE), era comenzar una
oración en la lengua materna (LM), analizar sus componentes gramaticales y
luego encontrar sus equivalentes en la LE. Dicho análisis se hacía en términos
de la gramática de la (LM) a partir del principio erróneo de que los patrones
gramaticales son universales y pueden, por tanto, pasar de una lengua a la
otra. Las explicaciones se hacían en lengua materna desaprovechándose la
oportunidad de desarrollar hábitos auditivos y orales y de estimular el
pensamiento en la lengua extranjera (Antich, 1986); no obstante, aquí se exigía
tremendamente de la memoria pues había que recitar todos los patrones
estructurales y aprender cientos de miles de palabras así como oraciones no
naturales y descontextualizadas con el propósito de entrenar y desarrollar
habilidades. Una sola mirada al almanaque nos deja saber que la influencia de
la psicología (hablando en términos de teorías del aprendizaje propiamente
dichas) no se hizo sentir. Sin embargo, no se descarta la influencia de
nociones más o menos intuitivas pertenecientes a teorías que conformaban la
protopsicología, como la psicología de las facultades mencionadas por Carroll
(1966) citado por Donough (1989).
El método Directo El
método directo (muy popular al final del
siglo XIX y principios del XX) surge como una reacción al G-T y deviene hijo
menor de los métodos prácticos; dentro de los que se destacan: el método
natural; el psicológico; el fonético; y el de lectura. Es innegable que el
acelerado crecimiento industrial, la intemacionalización del comercio y la
expansión colonial constituyeron pre-requisitos de su surgimiento. Se le llama
método directo porque trata de establecer una conexión directa entre la palabra
extranjera y la realidad a la que esta denomina; en otras palabras, asociar las
formas del habla con las acciones, objetos, gestos y situaciones, sin la ayuda
de la lengua materna (LM). Aquí el profesor repite una palabra apuntando al
objeto que esta denota y lo hace tantas veces como sea necesario hasta que el
estudiante la pueda reproducir. Este método centró su atención en el desarrollo
de las 4 habilidades, comenzando por las orales, donde la expresión oral se
convierte en la habilidad básica. Se ignora la existencia de la (LM), asumiendo
que el aprendizaje de la (LE) y la (LM) constituyen procesos similares, solo
que comenzados en diferentes edades. Se elimina la traducción como
procedimiento de enseñanza, otro tanto así le pasa a la lectura; estimula la
enseñanza inductiva de la gramática y el uso de los medios visuales, ejercicios
orales y escritos. Se evitan los errores a toda costa, asumiendo que un error
genera un hábito incorrecto. Existen criterios de que este método estimuló la
curiosidad de los aprendices por aprender y progresar. También se dice que con
él se puede aprender en 200 horas (Pekelis 1987). Sobre este método se dice que
la pedagogía, la lingüística y la psicología aperceptiva, jugaron en él un
papel singular y que el mismo dio origen a múltiples variantes. Pero que fue
entre las dos guerras mundiales que se revivieron sus principales principios y
se llevaron a cabo estudios de experimentación con los nuevos descubrimientos
de la lingüística (Ferdinand de Saussure) y de la psicología (Thomdike).
Entonces se puede hablar de la influencia del conductismo ortodoxo y otras
psicologías que ayudaron a esclarecer que el aprendizaje de lenguas es una
actividad psicológica más que lógica donde existe la necesidad de despertarle y
sostener el interés de los estudiantes. Hablamos de conductismo ortodoxo y la
presencia de la estimulación como vía para elicitar una reacción verbal en los
aprendices y el cuidado en no formar hábitos incorrectos nos sirven como
elementos para confirmar nuestra
El método Audio-lingual Este método, que también se le conoce como aural-oral y
mim-mem, data de la segunda guerra mundial. La expansión del imperialismo,
necesidades políticas y estratégicas, así como los éxitos en la investigación
aceleran el desarrollo de esta metodología (heredera incuestionable del método
directo). En él se le da prioridad a la lengua hablada (expresión oral y
audición) considerándola como un sistema de sonidos usado para la comunicación
social. Se busca la corrección lingüística y se trata de que el individuo
aprenda el nuevo vocabulario por asociación de la palabra hablada y la imagen
visual, fundamentalmente mediante la repetición. Hace mucho énfasis en
ejercicios mecánicos y de imitación de patrones nativos para lo cual se usan medios
tecnológicos avanzados (audiogramófonos, grabadoras) y una guía de estudio bien
detallada que modele todos las posibles situaciones donde el individuo deba
usar la lengua para que le sirva de ejemplo; toda esto a fin de lograr un
modelo lo más preciso posible. Es evidente la presencia de Skinner y el
neo-conductismo, en tanto se trata al lenguaje como un conjunto de hábitos y
como una forma de conducta social, una forma de reacción del organismo ante el
medio. No se le da importancia a la parte racional y consciente del
aprendizaje. A pesar de estas deficiencias, aquí ya se habla de una teoría de aprendizaje coherente que triunfó en
determinados contextos; particularmente con los militares. Skinner y sus
seguidores entendían que aquellos que aprenden el lenguaje como una forma de
expresión verbal no podían llegar a un entendimiento de los hablantes nativos.
Para él, saber una lengua era algo más que saber sobre qué hablan y cómo hablan
o conversan sus nativos. La teoría conductista E-R y reforzamiento adoptada en
la enseñanza de lenguas ha resultado en repeticiones mecánicas de ciertos
patrones lingüísticos, y un uso excesivo y extensivo de la imitación hasta el
nivel de obviar la creatividad y la espontaneidad. Para tal fin se han diseñado
los laboratorios de lenguas y la enseñanza programada, a pesar de que los
resultados no han sido satisfactorios. Según Bolinger (1972), la invasión del
conductismo llegó hasta la lingüística. Una de sus autoridades más prominentes,
Harol Palmer y representantes de la lingüística estructural americana (ie.
Bloomfield) bebieron y pidieron prestada al conductismo la idea de que el
lenguaje era un conjunto de hábitos y que el aprendizaje era esencialmente un
proceso de condicionamiento. Así es fácil entender la necesidad de ejercicios
mecánicos y de reforzamiento. El aprendiz es llevado a través de una serie de
situaciones de estímulo-respuesta que lo conducen poco a poco al objetivo
deseado y minimizan la posibilidad del error. El aprendizaje ocurre en tanto el
lazo entre el estímulo y la respuesta a la que este se asocia es formada.
Cuando el aprendiz puede dar la respuesta deseada o correspondiente al
estímulo, se asume que él ha aprendido esa conexión (Markle 1969:3-12). Las
conductas aprendidas consisten en una nueva cadena de respuestas condicionadas.
Para los conductistas también fue muy significativa la noción de tiempo. Dos
eventos que se repiten, se asocian si están cercanos en el tiempo. Es por eso
que el A-L se apoyaba mucho en realia y figuras para lograr primero una
identificación de la palabra y su representación visual y luego una asociación
duradera, también buscaba estimular al aprendiz inmediatamente después de haber
respondido correctamente y censuraba y corregía los errores en el acto. La
noción fuerza también guarda relación con Skinner y el método A-L. Sus teóricos
insisten en que las nuevas estructuras deben ser practicadas hasta la
automatización antes de ser contrastadas con otras o ser usadas en diálogos o
conversaciones libres. También insisten en la idea de segmentar el contenido a
aprender a fin de garantizar que fueran solo pequeñas porciones de contenido a
asociar, a aprender y automatizar. Los conductistas conciben el lenguaje como
una conducta verbal condicionada, un proceso mecánico y no racional, que
consiste en una colección compleja de cadenas de E-R. Por lo tanto la visión de proceso de
aprendizaje consiste en brindarle al estudiante la cantidad de práctica
necesaria para aprender la respuesta apropiada en correspondencia con el estímulo.
Del estudiante se espera que use la mayor parte de su tiempo respondiendo
activamente al estímulo seleccionado. La concepción del aprendizaje que manejan
los conductistas, demás está decirlo, es mecanicista ya que a la mente no se le
ha asignado un rol en este proceso de condicionamiento. De ellos es importante
destacar (aunque no es lo único) la importancia de aprender haciendo y la idea
de la individualización del aprendizaje que generalmente no se les reconoce.
La sugestopedia de
Lozanov: Este método data de los 60's
y guarda estrecha relación con el surgimiento de los métodos intensivos y
"sin esfuerzo" del aprendizaje de lenguas, partiendo de la idea de
explotar las grandes reservas de capacidades del ser humano (Morales y Pérez,
1989). Para este método y sus variantes es importante la tesis de que el
individuo reacciona consciente y paraconscientemente ante cualquier
estimulación y que la pedagogía no ha sabido explotar este fenómeno. Lozanov (citado
en Morales y Pérez, 1989) define la sugestopedia como un sistema de instrucción
que intenta llegar a la libertad interna y la autodisciplina basado en la
psicoterapia comunicativa y otras disciplinas psicoterapéuticas. Con la
sugestopedia a los estudiantes se les sienta en muebles confortables,
escuchando música barroca o instrumental, se les da nombres nuevos y escuchan
extensos diálogos presuponiendo que esto los lleve a una asimilación más rápida
y duradera. Según Pekelis (1987) la sugestopedia enfatiza el desarrollo de una
memoria exigua y expone al aprendiz a un conjunto de efectos psíquicos con el
objetivo de sumergirlo en el contexto del nuevo idioma y hacerio que se sienta
con más libertad de hablar. Aún pobremente, con errores y una pésima articulación,
los estudiantes comienzan a hablar su hasta ese momento desconocido lenguaje
tan pronto como el tercer día. En opinión de este mismo autor, un curso de tres
semanas genera tal dominio del idioma que solo se compara con tres meses o más
de un entrenamiento convencional. Esta
metodología se concentra en los estudiantes y sus estados mentales, prestándole
atención a sus deseos, sus estados afectivos (la evitación del temor y la
ansiedad del estudiante), la solución de problemas ordinarios y necesidades
diarias, y su relajación como factores de importancia en el aprendizaje.
Algunas variantes de la sugestopedia son: la hipnopedia, la ritmopedia, la
relaxopedia, la sugestocibemética, etc. 4.2. La vía silente de Gattegno: Aquí
el profesor ofrece un input limitado, modelando el lenguaje que va a ser
aprendido e indicando a los estudiantes lo que deben hacer mediante señales,
gestos, medios visuales, láminas, punteros de madera de diferentes tamaños y
colores y otros medios silentes. El profesor no censura a los estudiantes ni
los recompensa, su posición consiste en indicarle que lo hagan de nuevo y se
esfuercen más. De este método se dice que lleva a los estudiantes a confiar en
sus propios recursos, aún estando bajo la dirección del profesor.
El método de respuesta física total (TPR): Este método,
desarrollado por James Asher, favorece la teoría de Krashen de la entrada de
información comprensible que precisa entre otros principios la necesidad de un
adelantamiento en comprensión auditiva como prerequisito para aprender a
hablar. En él, el profesor le da las instrucciones a los estudiantes, estos no
hablan pero realizan lo que se les haya dicho (es decir, bailan, se mueven,
saltan, etc.). Cuando los estudiantes estén listos comenzarán a dar órdenes
también a otros estudiantes. Aquí se aprende a través de acciones y respuestas
físicas en lugar de ejercicios mecánicos. Este método permite fases de
preparación para la expresión oral donde los estudiantes no hablan hasta que no
se sientan confiados y deseen hacerlo. Pienso que lo más importante a destacar
aquí es que en ocasiones a estos métodos se les han llamado en algunos círculos
metodologías humanistas por su relación con esta teoría psicológica de partida.
Para la teoría humanista el estudiante es una persona integral; por lo que el
objetivo más que aprender la lengua es ayudarlo en su crecimiento personal, a
desarrollar valores humanos, el movimiento hacia el autoreconocimiento y la
comprensión de los otros. Para los humanistas cuenta la experiencia del
aprendiz, sus creencias, sus percepciones, sus valores, el desarrollo de su
personalidad, la estimulación de sentimientos positivos y la sensibilidad ante
los sentimientos y emociones de los demás. Una constante en estos métodos es la
realización de actividades de relajamiento, de autocontrol, de autoestima para
lograr un clima de confianza, de solidaridad, que favorezca un ambiente
positivo; en fin, para que el aprendiz se sienta feliz y pueda contribuir mejor
a su autodesarrollo. En este método se ve también la leve influencia de la
psicología cognitiva, pero no en forma de escuela psicológica que hace un
abordaje al aprendizaje; la influencia de los cognitivistas se nota en
hipótesis que manejan estos métodos como la teoría del imput comprensible que
maneja Krashen.
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